Una rara pesadilla

Ya soy un hombre entrado en años. Quizá por ello mi mente se encuentra dispuesta a hurgar en el pasado. Va desenterrando diferentes hechos ocurridos en el transcurso de mi vida y los analiza separando aquellos que obtuvieron logros y los que llegaron a ser verdaderos fracasos.

Mi manera de ser motivó que muchos de estos últimos me llevara a ser lo que ahora soy, un viejo y empedernido solterón.

Anoche tuve una extraña pesadilla, yo no era un ser humano sino un enorme cocodrilo que trataba de devorar la imagen de la luna reflejada en el agua.

Pero todo era inútil, cuando cerraba mis fauces intentando lograr mi propósito, el claro disco seguía en su lugar y solamente el agua se escurría entre mis dientes.

No era mi costumbre darme por vencido en un primer intento así que lo repetí una y otra vez, ansiando poseer aquello que parecía inalcanzable, pero siempre fracasé al querer conseguirlo.

De pronto desperté. Estaba tendido en mi cama bañado de un frio sudor. Como siempre estaba solo en mi alcoba, mejor dicho, tan solo no porque me acompañaba la imagen de la luna llena que penetraba por una rendija de la persiana.

Mis ojos se posaron en ella y sin darme cuenta mi mente comenzó a evocar recuerdos de mi pasado.

Me vi como aquel niño pobre que quería alcanzar lo que otros tenían y que mis padres no me podían dar.

Luego, los denodados esfuerzos  para lograr una posición económica superior a la que me habían dado mis progenitores. Ambicionaba con obtener lo máximo, lo mejor, lo que parecía inalcanzable a mis manos.

No me importaban los medios que empleaba para llegar a mi meta, ni si con ello afectaba o destruía a mis semejantes. Para muchos fui un villano, un ser monstruoso, un repulsivo cocodrilo que engullía lo que encontraba a su paso.

Nunca se me ocurrió pensar en el mal que hacía a los demás por mi ambición desmedida. Como consecuencia de ello quedé solo en la vida, sin compañera ni amigos, todos se apartaron de mí.

Tal vez este sueño haya sido una advertencia de que ha llegado el momento de recapacitar. Ahora que estoy cerca del final de mi camino el remordimiento se apodera de mí. Esa sanción que impone la moral sobre las acciones que la contradicen.

Quizá todavía esté a tiempo de redimirme y reparar un poco el mal que hice durante mi vida.

ENRIQUE DEMATTEIS